La retroalimentación expresa opiniones, juicios fundados sobre el proceso de aprendizaje, con los aciertos y errores, fortalezas y debilidades de los estudiantes.
En nuestra práctica pedagógica, día a día tenemos que interactuar con nuestros alumnos realizando diversas actividades que permiten Desarrollar sus capacidades, explorar y generar conocimiento y así formar personas competentes para afrontar diversas situaciones de su vida.
Durante este proceso, uno de los elementos de mayor atención es sin duda la evaluación. Ella responde a la necesidad de saber cómo están evolucionando nuestros alumnos y cuánto están aprendiendo de la aplicación de un conjunto de variadas técnicas e instrumentos.
Muchas veces la evaluación solo se concibe con la intención de cuantificar y medir los conocimientos adquiridos por los estudiantes para poder acreditar su progreso al finalizar una etapa de estudios.
Sin embargo, la evaluación no termina cuando coloca un nota para el estudiante, ya que al recibir una prueba con calificación numérica, con rayas o cheques, o con nombres como sobresalientes, suficientes o insuficientes, no estamos transmitiendo claramente cuáles son los logros de su aprendizaje. En consecuencia, es probable que les cueste superar sus dificultades, obstáculos o errores.
¿Qué es valioso en un evaluación es que el alumno sabe lo que es logrando y lo que aún no se ha logrado. Con base en esta afirmación, el docente debe orientar al alumno hasta que él mismo supere las dificultades que tenía y construya en consecuencia. autónomamente su propio aprendizaje. A este proceso lo llamamos “Realimentación”, y es muy importante lograr un aprendizaje significativo y de calidad. Las evaluaciones no brindan retroalimentación si se comunica con solo una calificación.
La retroalimentación expresa opiniones, juicios fundados sobre el proceso de aprendizaje, con los aciertos y errores, fortalezas y debilidades de los estudiantes.