La tarea de educar en una escuela rural.

Docentes.- La tarea de educar en una escuela rural.

El profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Piura, Moisés Pariahuache Ahumada, nos brindó una mirada profunda a la ardua tarea de educar en las escuelas rurales y lo complejo que es aún con esta pandemia.

Se trata de comunicar conocimientos, proponer acciones que motiven la aplicación y transferencia.

La ruralidad en el Perú es muy variada en cultura, condiciones geográficas, climáticas y posibilidades de desarrollo. La actividad productiva, precaria en ciencia y tecnología, parece ofrecer un límite para superar la pobreza; Por ello, las poblaciones de estas zonas anhelan una educación de calidad que les permita mejores condiciones de vida. Sería muy bueno si este 2021, además de la propuesta educativa de emergencia, llegara una adecuada a tu realidad.

Antes de la pandemia, hacer educación en una escuela rural era una experiencia de muchos contrastes: había una comunidad organizada, se podía conocer y dialogar con todas las familias, caminar con los alumnos y aprender de todos, aunque esto requería esfuerzo físico, reorganización personal , adaptación a las costumbres locales, apertura, sensibilidad, empatía y mucho compromiso. Actualmente, esta cercanía no es posible y la necesidad de educación se agudiza. Es cierto que un maestro no puede resolver los problemas de la sociedad solo, pero no puede permanecer indiferente ante ellos. Este es un escenario en el que puedes aportar a la sociedad y realizar el deseo de ayudar a los demás, que suele ser el germen de la profesión docente.

Recuerdo las preocupaciones de una familia de un pueblo de la frontera Perú-Ecuador que mientras sus hijos eran pequeños ayudaban a limpiar y organizar la escuela y los lunes por la mañana trasladaban a la maestra en una motocicleta. Estaban emocionados cada semana; pero estaban preocupados por la educación secundaria. Evaluaron tres opciones: mudarse a vivir a otro pueblo –donde había escuela–, que el niño caminara un promedio de cuatro horas diarias para asistir a clases o abandonar la escuela; la tercera opción generó resistencia. Sabían de muchos casos de este tipo, especialmente de niñas, y no querían ese futuro para sus hijos.

La deserción escolar es alta en las áreas rurales y quizás esto sea una causa de pobreza crónica. Gustavo Yamada (2016) estima que la probabilidad de ser material pobre según el nivel educativo es del 29% si solo tienes primaria completa y del 13% si solo tienes secundaria completa; esto se reduce a menos del 6% si accedes a la educación superior. Un gran desafío, por un lado, es reducir la tasa de deserción; y, por otro, organizar experiencias educativas que justifiquen el esfuerzo de los estudiantes por participar en las actividades escolares.

Dentro de las escuelas, la evolución de los niños sigue asombrando y la preocupación por sus dificultades no cesa. Se pueden tener impresiones como las de la maestra Muriel, personaje icónico de la novela Cinco panes de barbada, de Lucía Baquedano, quien con sus brillantes notas es asignada a una escuela rural. Hay una escuela abandonada, solo una familia dispuesta a acogerla, a los niños no parecía importarles nada … pero su vocación era más fuerte: daba vida a una biblioteca y muchos niños hicieron volar su imaginación, algunos padres se volvieron lectores, una niña logró ir a estudiar a la ciudad; pero Muriel no quería que los niños se quedaran en el pueblo, como de costumbre; Ni que se vayan de ahí: quería que aprendieran y pudieran tomar decisiones con criterio.

Sin duda, uno de los propósitos de la educación es ayudar a la persona a ser libre; tener condiciones para tomar decisiones y ser responsable de ellas. Pero, ¿cómo lograrlo en las condiciones actuales, desde una educación remota?

La tarea de educar implica enseñar y formar. La docencia está orientada a la adquisición de conocimientos: se trata de comunicar conocimientos, proponer acciones prácticas y ciertos retos que motiven la aplicación y transferencia. El libro, las guías de texto o temáticas y una guía de tareas y proyectos de aprendizaje para el alumno, debidamente organizados y codificados, ayudan en todo esto, que pueden enviarse al profesor para su retroalimentación oportuna.

Por otro lado, la formación implica una consideración holística de la persona: ayudarla a crecer en su integridad; que aprende a ser: forjar su carácter, aprender a convivir y proyectarse en la vida. Esto es factible con la formación de buenos hábitos que perfeccionen las facultades superiores. Se puede orientar desde el trato personal, por lo que se deben buscar mecanismos de comunicación y cooperación que lo hagan posible.

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