QUEDAN SEGUNDO LUGAR EN CONCURSO DE INVENTARIO EN COREA DEL SUR Y ES FINALISTA EN CONCURSO INDECOPI: “Menos plástico, más vida” es el mensaje que los estudiantes de la Universidad Privada del Norte (UPN) quieren enviar con su invento: un lápiz orgánico cuya tapa está hecha con material de concha. pacay. Se llama Titanum y en su corto tiempo de creación ya ha sido reconocida internacionalmente al obtener el segundo lugar en la Exposición Internacional de Invenciones de Corea del Sur (KIWIE 2020).
También es finalista en el Concurso Nacional de Invenciones Indecopi 2020. En diálogo con la Agencia Andina, Lucía Pejerrey, estudiante de último año de la carrera de Diseño Industrial de la UPN, explica que este bolígrafo fue creado principalmente para reducir el uso de plástico en los bolígrafos.
“Cuando iniciamos el proyecto decidimos crear un producto que sea de uso diario como el lápiz, parece mínimo pero en grandes cantidades se ve el aporte de este invento al medio ambiente”, dice Pejerrey, un joven de 21 años. estudiante.
En Perú, el consumo de plástico cayó un 30% en 2019 y este año el Gobierno ratificó el compromiso de impulsar una gestión integral de los residuos plásticos bajo un enfoque de economía circular.
En esta línea nació este invento denominado “Procedimiento y composición para obtener una cubierta tipo compost para un bolígrafo utilitario a partir de cáscara de pacay”, cuya materia prima es el pacay, un fruto que crece a lo largo de la costa peruana y cuya cáscara fue desechada hasta este grupo. de los estudiantes decidieron darle una segunda vida.
una segunda vida
“La materia prima básica de este lápiz ecológico es la cáscara de pacay. Somos los primeros productores de pacay, pero después de consumir la fruta vimos que se desechaba, fue entonces cuando decidimos experimentar con la cáscara hasta obtener un material consistente. para hacer la tapa del bolígrafo”, explica Jessica Porras, integrante del equipo.
Luego de cumplir su función como instrumento de escritura, agrega la estudiante de 20 años, este bolígrafo puede servir para hacer crecer una nueva planta, ya que en su extremo tiene una semilla encapsulada con material orgánico que puede ser tomate, perejil, limón. , etc
“Cuando se acaba la vida útil del corral, se siembra la semilla y la cubierta hecha con cáscara de pacay se puede utilizar como abono para la tierra. De esta forma, el dueño del corral también contribuye positivamente al medio ambiente”, dice Porras, quien también destaca otros beneficios del bolígrafo, como la comodidad cuando es utilizado por el usuario.
invención reconocida
Este proyecto cuenta con patente de invención emitida por Indecopi y en octubre ganó el Semi Gran Premio (2do lugar) -entre más de 245 participantes- en la South Korea International Women’s Invention Exhibition (KIWIE 2020) realizada del 23 al 25 de octubre de manera virtual. Aquí puedes ver la lista de ganadores
Antes de la pandemia, en febrero de 2020 el corral ecológico participó del Foro Urbano Mundial WUF 10, ONU-Hábitat que se realizó en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, con la participación de 164 países.
“Fuimos los únicos universitarios del Perú que participamos y la experiencia fue increíble, desde el primer momento llamó la atención de los visitantes y se interesaron en replicar este proyecto”, dice Lucía Pejerrey.
Por su parte, la docente de la especialidad de Diseño Industrial, Ruth Manzanares Grados, líder de proyecto y coordinadora del grupo de investigación IADIPS, hace un llamado a las empresas a trabajar de la mano con la universidad y así comercializar este tipo de productos.
“Esperamos que este invento se comercialice y no se quede en los laboratorios. Si eso no sucede queremos formar una startup y continuar con todos los proyectos que tenemos, uno de ellos la creación de nuevos materiales orgánicos con fines utilitarios, como así como el lápiz”, señaló Manzanares.
Asimismo, dado que la materia prima de este lápiz es un desecho orgánico, su producción de manera industrial no generaría altos costos, lo que podría incentivar al empresariado para su producción en masa.
“El proceso no es complejo, ni se necesitan máquinas especializadas para su producción. Si sale al mercado sería a un precio accesible”, dice Pejerrey.
Finalmente, la docente Manzanares pide que desde las escuelas se formen los futuros investigadores del país.
“Somos muy buenos, creativos; pero no tenemos una metodología de investigación. Si vamos a crecer como país necesitamos cubrir el déficit de investigadores que tenemos. Ojalá que más docentes apoyen a los niños, es una Esfuerzo, muchas veces hay que quedarse hasta altas horas de la madrugada, pero todo vale para formar mejores profesionales y estar un paso adelante”, concluye la docente de la UPN.
El equipo está integrado por: Ruth Aracelis Manzanares Grados, Lucía Ximena Pejerrey Florián, Jessica Porras Real y José Anthoni Paredes Alarcón.
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