EL SEGUNDO HORIZONTE 550-900 AD TIAHUANACO Y WARI


Fue la segunda vez de interrelación en los Andes definida por las culturas Tiahuanaco y Wari. El centro del primero se ubicó en la región sureste del lago Titicaca (actual Bolivia) y su influencia se extendió por la sierra sur del Perú y norte de Chile; Wari tenía su centro en Ayacucho y su expansión alcanzó La Libertad y Cajamarca, al norte, y Arequipa y Cuzco, al sur.
Tiahuanaco fue conocida desde el momento de la Conquista y los cronistas la relatan como una “ciudad” en ruinas y misteriosa; los incas, además, se refirieron a ella como una civilización anterior a ellos. Posteriormente, la arqueología confirmó que su antigüedad era mayor que la de los Incas e identificó a Tiahuanaco como un Imperio que, luego de su colapso, dio origen al Cuzco debido a las migraciones de los pueblos del Altiplano hacia el noroeste.
Estudios recientes confirman que Tiahuanaco fue un grupo de ayllu ligado a centros ceremoniales y administrativos (Kalassasaya, Akapana, Templete, entre otros) y que se “expandió” a través de colonias en los diferentes pisos ecológicos. desde el Altiplano boliviano hasta las costas del sur de Perú (Arequipa, Moquegua y Tacna) y norte de Chile (Arica y Tarapacá); esto nos da la imagen de un “estado colonizador”. En todo caso, Tiahuanaco nunca fue un Imperio, ni un pueblo guerrero y expansivo, sino un centro religioso con un culto particular (Wiracocha o “dios de las varas”) cuya influencia también llegó a los actuales departamentos de Cuzco y Ayacucho, marcando claramente el desarrollo posterior de Wari.
La economía de Tiahuanaco se basaba en la agricultura, el pastoreo de auquénidos y la pesca en ríos y lagos. Desarrollaron una cerámica donde destacaba el jarrón ceremonial (kero) con decoración geométrica y policromada, y fueron los descubridores del bronce (una aleación de cobre con estaño). Construyeron grandes templos piramidales de piedra y esculpieron figuras megalíticas (Puerta del Sol, donde destaca la imagen del “dios de las duelas”, y el Monolito de Benett). El colapso de esta cultura parece estar relacionado con cambios climáticos, que comenzaron alrededor del año 700 d.C., que modificaron los niveles del lago Titicaca, afectando seriamente la vida económica de sus habitantes.
En relación con Wari, podemos hablar de una organización urbana liderada, aparentemente, por una élite guerrera que se expandió construyendo una red de carreteras y una serie de centros administrativos. Si bien la arqueología aún no puede confirmar el carácter militarista de esta expansión, es visible que se logró una gran uniformidad de criterios en su área de influencia: centros urbanos planificados con barrios artesanales y almacenes; arquitectura monumental y uso del modelo “trapezoidal”; control de suelos ecológicos y movilización de mitmaqkunas; adoración al “dios de las varas” (Wiracocha); red vial que luego sería ampliada por los incas; y el uso de la runa simi como lenguaje para intercambios. Por ello, se ha hablado del Horizonte Wari, el “primer imperio andino” o el primer Tahuantinsuyo. En cualquier caso, no podíamos dudar de que fue la primera época con características “imperiales” en los Andes de la que los incas retomarían casi todas sus manifestaciones.
Los Wari construyeron las “ciudades” de Wari (la “capital” de Ayacuchana), Ñawimpuquio y Conchopata (Ayacucho), Pikillacta (Cuzco), Pachacamac y Cajamarquila (Lima), Huarivilca (Huancavelica) Vilcahuaín (Ancash) y Wiracochapampa (La Libertad) , entre otros. Todos ellos funcionaban como centros de almacenamiento y producción artesanal (textiles, cerámica y objetos metálicos). Terminaron por convertirse en la cabecera de la región y, hacia el 800 d.C., ganaron una creciente autonomía del centro de Ayacucho, iniciando el colapso del Segundo Horizonte y configurando la “regionalización” del Intermedio Tardío. En este sentido, el oráculo de Pachacamac adquirió la independencia y adquirió un prestigio que perduraría hasta la época de los incas.