Ramón Castilla y Marquesado nació en Tarapacá el 31 de agosto de 1797. Sus padres fueron Don Pedro Castilla y Doña Juana Marquesado. En su juventud se alistó en el ejército realista, pero en 1817 los patriotas lo tomaron prisionero en la batalla de Chacabuco (Chile).
En 1821 se une a las fuerzas de Don José de San Martín. Posteriormente, en 1824, luchó en la decisiva batalla de Ayacucho.
Cuando Andrés de Santa Cruz organizó la Confederación Perú-Bolivia, Ramón Castilla se unió a las fuerzas de oposición, y luchó en la batalla de Yungay que la destruyó (1839). En 1844 se rebeló contra el dictador Manuel Ignacio de Vivanco, y tras derrotarlo en la batalla de Carmen Alto, ganó las elecciones de 1845, convirtiéndose en Presidente Constitucional.
Su primer gobierno (1845-1851) se caracterizó por la construcción de importantes obras públicas, adquisiciones millonarias y la expansión de la burocracia, aprovechando los ingentes ingresos de la exportación de guano. En 1854, se rebeló contra el régimen corrupto de Rufino Echenique, y lo derrotó en la batalla de La Palma, en 1855. En su segundo gobierno (1855-1862) abolió el tributo indígena y la esclavitud de los negros; promulgó las Constituciones de 1856 y 1860; e intentó darle un papel protagónico al Perú en la defensa de la independencia estadounidense.
Cuando en 1865 una escuadra española invadió las islas guano de Chincha, Ramón Castilla fue un enérgico partidario de la declaración de guerra, por lo que fue expulsado por el gobierno de Juan Antonio Pezet. De regreso a Perú, preparó una rebelión contra el autoritario presidente Mariano Ignacio Prado, pero la muerte lo sorprendió en el desierto de Tiviliche, cerca de Tarapacá, el 30 de mayo de 1867.